Daniel Escardó (1957 – 2018 – Montevideo)
Fue uno de los artistas mas importantes y singulares de su generación en Uruguay. Su bisabuelo ingeniero, su abuelo médico, su padre radiólogo, profesor de anatomía en la escuela de bellas artes y con intereses como la arqueología, y el arte. Su madre con intereses en la literatura y la escritura de poesía.
En la década de los 70 Escardó estudia bachillerato de ingeniería donde descubre su pasión por la geometría del espacio. Mas adelante amplía estos conocimientos con el estudio de programas de manejo de tercera dimensión. Su interés por la fotografía y el video lo llevan a registrar todo tipo de formas vivas estudiando las geometrías biológicas. También realiza estudios con Guillermo Fernández (uno de los discípulos mas jóvenes de Torres García). En el taller de Fernández, Escardó comienza a manejar el sistema lógico-geométrico que el maestro había desarrollado como método de enseñanza.
Todas estas raíces y tendencias empiezan a fructificar, dando lugar a una muy personal forma de arte. En 1975, comienza su producción de pinturas y dibujos. Sus trabajos iniciales son grandes acrílicos sobre tela, utilizando técnicas que el mismo desarrolla en talleres de investigación.
Durante los años 80 trabaja en técnicas de aerógrafo y turbinas, utilizando pinturas acrílicas que diluidas en grandes cantidades de agua, que hace correr por la tela bajo la fuerza de turbinas. Es durante esta etapa, que también trabaja con factores climáticos, haciendo intervenir la lluvia y el viento. En estos años, obtiene reconocimientos como «El premio de pintura Inca 1986» y el «Premio Elizabeth Rosenfeld». en la Bienal de Gramado 1979, Brasil.
Durante la década de los 90, Escardó depura sus técnicas de pintura y elimina toda la complejidad hasta regresar a la simpleza del pincel y la tinta aplicados sobre tela. También en esta década comienza a desarrollar los primeros conceptos de escultura dinámica.
A principios del 2000, crea un nuevo sistema escultórico, que está integrado por piezas de aluminio realizadas en fundición, pero conservando el concepto de que estas piezas son genéricas y por lo tanto pueden cambiar su función, donde una cabeza puede ser una base, y también lo contrario.
Sus investigaciones lo llevan al desarrollo de grandes estructuras, empleando los conocimientos adquiridos, sintetizando sus formas. Esto de alguna manera lo acerca más a lo geométrico, pero sin hacer desaparecer del todo su origen biológico.
Fallece en Montevideo en abril de 2018 a los 61 años.